El folklore
boliviano, es uno de los más ricos del continente americano. Existe en Bolivia tal
cantidad de costumbres, leyendas, ritos, ritmos, danzas,
instrumentos y tejidos, que ni los mismos bolivianos conocemos tal
riqueza en su integridad.
En los pueblos y
asentamientos suburbanos y rurales, pueden apreciarse en toda su
extensión estas manifestaciones folklóricas. En dichas áreas se
producen las fiestas religiosas, donde puede verse un sin número
de danzas, acompañadas de músicos que tienen diferentes
instrumentos. Una de estas manifestaciones rituales, no muy
conocida, es el Tinku.
Este r ito
se lleva a cabo anualmente, cada tres de mayo (Corpus
Christi o Fiesta de La Cruz), en la región de Macha. Macha,
es una población que se encuentra en el cantón Macha,
provincia Chayanta en el norte del departamento de Potosí.
Este pueblo está situado a tres mil quinientos metros de
altura y goza de un clima templado, donde se producen
distintos tipos de productos agrícolas: cebada, papa, trigo,
etc. Su posición geográfica es importante, porque por el
pueblo pasa un camino troncal que conecta a esta población
con otros centros importantes del Norte de Potosí y otros
departamentos. La distancia entre Macha y Potosí es de 165
Km. y a Oruro 192 Km.
Tinku
es una palabra quechua que significa "encuentro, unión,
equilibro, convergencia".
Tinku
es el nombre de las peleas rituales en las que se encuentran dos
bandos opuestos, frecuentemente llamados Alasaya (lado de arriba)
y Majasaya (lado de abajo). Parece un combate guerrero, pero en
realidad se trata de un rito; puesto que une en lugar de separar.
El Tinku es el encuentro de dos elementos que proceden de
dos direcciones diferentes: Tincuthaptatha, encuentro de
los que van y vienen en el camino¨. No se trata pues, que uno de
los dos elementos aplaste y derrote al otro, la oposición no es "a
muerte", sino "a vida". De la oposición nace la vida, es el ámbito
de la fecundidad y la reproducción.
En el Tinkuantiguo las luchas se daban en un estado de embriaguez y
demostración de machismo que llegaba a desbordes de salvajismo y
canibalismo. Cuando caía un herido los de la comunidad contraria
lo recogían, llevándoselo a su sector donde lo castraban
inmediatamente, y si era mujer le cortaban los senos, sacándole
las entrañas; masticando el hígado o el corazón, en señal de
triunfo.
Actualmente
esta costumbre ha desaparecido, gracias a un control policial que
se lleva a cabo en el pueblo, que no permite que el ritual
degenere en un Tinku antiguo.
Estos encuentros o batallas empiezan a
puñetazos. Los participantes llevan
Ñuckus (manoplas de cuero) y anillos
en los dedos que revientan las
carnes del contrincante. Se pelea
cuerpo a cuerpo y mientras más
enardecen crece el furor y la cólera,
mayor es la confusión de la pelea.
Llega un momento en que el combate y
el griterío es inenarrable. Los que
se sienten perdidos empiezan a
relegarse, momento que se inicia la
pedrea que objetivamente es una
lluvia de piedras, las que caen
sobre ambos grupos. Los que quedan
en el campo junto con los muertos,
son los triunfadores, es el Ayllu
que ha ganado y le corresponde un
año de mando y hegemonía sobre el
otro. El triunfo es festejado
ruidosamente y a veces dura hasta un
mes. Hasta ahora no se ha podido
descubrir que hacen los comunarios
con los cadáveres. Se presume que
los entierran durante la noche para
burlar el castigo de la ley, porque
al día siguiente el campo esta
limpio de huellas de haber sido
escenario de tan cruel combate.